Discriminación en el Ghetto; la homofobia Gay

Según la Real Academia de la Lengua Española, discriminar es dar un trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc. Estos caballeros de la academia no tuvieron a bien incluir a los motivos sexuales de discriminación en su definición, pero el etcétera nos autoriza a meterle lo que queramos. A fin de cuentas, para discriminar hacen falta solo las ganas, aunque no tengamos ningún motivo.

La homofobia es, efectivamente, un tipo de discriminación que se deriva de las actitudes que una persona tiene hacia la orientación sexual que no es heterosexual. En la actualidad no es algo que pueda presentarse abiertamente en la calle o algún otro espacio público, particularmente en las grandes ciudades donde discriminar abiertamente se ha convertido algo “políticamente incorrecto” que despierta la desaprobación de quienes se rigen por las buenas costumbres y lo más básico de la urbanidad. Claro, esto no implica que la conducta homofóbica haya desaparecido, solo se ha encubierto: la gente discrimina en voz muy baja, o cuando están entre gente de confianza que, se asume, es heterosexual.

Este reprobable fenómeno se da entre personas heterosexuales aun pese a la censura social y, por irónico que parezca, también entre homosexuales. Dentro de la comunidad gay, la discriminación no esta mal vista ni se la censura; de hecho se la aplaude dentro del formato del llamado perreo.