Amargarse la Vida

Amargarse la vida, un arte incomprendido para el que solo unos pocos elegidos tienen verdadera vocación.

El arte de amargarse la vida demanda una tenacidad incansable que da fructíferas recompensas: mantiene a raya relaciones interpersonales que te podrían distraer a ti... de ti, previene arrugas en el rostro causadas por la tendencia a reír o sonreír demasiado, y alimenta una negatividad que te hará sentirte muy trascendente e intelectual.

Como indudablemente vale cualquier pena embarcarse en este saludable deporte de encontrarle a todo el negrito en el arroz, aquí van algunos espectaculares tips para amargarse la vida bien sabroso:

Profesionalízate como detective, se el Sherlock 2.0 al que nadie consigue verle la cara: ¿para que preguntar o confiar en los demás si puedes stockear sus cuentas de Facebook, analizar el subtexto de cada Tweet o rastrear quien le da "me gusta" a sus fotos en Instagram?

Convierte el pasado en una fuente inagotable de desdichas: evoca una y otra vez tus peores momentos y vuelve a sentir el enojo, la decepción o tristeza de aquellos momentos que creías haber superado. No dejes que el pasado se pierda en el tiempo, cada mal momento al que te aferres encierra la promesa de que eso no te volverá a suceder... porque jamás dejará de estar sucediendo.

Conduce tu inteligencia a horizontes insospechados, rellena con conjeturas los espacios vacíos de la información con la que no cuentas, hasta que tu clarividencia te permita anticiparte a riesgos por venir, traiciones que aún no se gestan y catástrofes que ya jamás sucederán.

Nunca te permitas un instante de tranquilidad, quien se relaja pierde. Toda señal a tu alrededor puede ser un indicador de amenaza; recuerda en cada momento que no hay mejor defensiva que una temprana ofensiva.

Defiende el "deber ser" como si no hubiera un mañana; nadie sabe mejor que tú lo que es correcto, por lo que solamente tú tendrás la capacidad de salvaguardar la manera correcta de hacer las cosas y el estado ideal para cada situación. Es un trabajo difícil, pero alguien tiene que hacerlo.

Finalmente, si eres entusiasta verás como a tu alrededor las personas que te son cercanas se sumarán a la causa, amargándose sus vidas y amargándote de vuelta para aquellas ocasiones en las que por distracción comiences a disfrutar tus propias experiencias. Serás un factor de cambio.

El arte de amargarse la vida no es un talento para el que nadie nazca, pero con paciencia y perseverancia cualquiera puede adquirir una maestría ejemplar. Sólo recuerda, los pesimistas no existen... solo hay optimistas y realistas, ¿a qué categoría pretendes pertenecer?

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