La paradoja de la pareja

Prácticamente, las relaciones de pareja son paradójicas por definición: frecuentemente nos interesa mucho involucrarnos en un proyecto romántico, en tanto que hacemos hasta lo imposible por boicotear cualquier éxito cercano... y vaya que nos esforzamos.

El punto es que en materia de lo romántico, el (supuesto) "sentido común" que heredamos de otras generaciones, o ya es anacrónico, o la neta, jamás funcionó para otra cosa que no fuese producir decenas de chilpayates a expensas de la felicidad y realización individual y romántica de los padres.

¿Te apetece un ejemplo?

A y B se aman con locura y han sabido llevarse muy bien a lo largo de su relación; entonces, obedeciendo al "sentido común", han tomado la decisión de mudarse para vivir en el mismo depa... con el paso de los meses viviendo bajo el mismo techo, A y B descubren que cada vez es mayor la distancia emocional entre ellos, porque han delegado el mantenimiento de la relación a la cotidianidad: ya no tienen detalles entre si, ya no valoran el tiempo que comparten y progresivamente hacen más cosas para el mantenimiento de la casa, que para mantener la relación.

De repente, descubren haberse vuelto dos extraños jugando a ser roomies y, por "sentido común", deciden separarse.


Yo pienso que el problema reside en este mal entendido "sentido común" que muy poco se parece al "pensamiento estratégico", es decir: solemos reaccionar a las situaciones en lugar de planificar, o nos da por tomar decisiones a corto plazo, en lugar de considerar las consecuencias a un plazo mayor.

Para su consideración: ¿cuántas veces te has encaprichado con salirte con la tuya, olvidando que puedes ganar hoy pero mañana probablemente vas a perder tu relación? o ¿cuántas veces tiendes a tomar decisiones unilaterales olvidando que este era un proyecto que estabas compartiendo con alguien más?

Igual y el tema es que nos asusta compartir o trabajar en equipo... quizá debamos tomar un curso propedéutico estilo Montessori.

Anhelamos una relación de pareja... que sea pareja, pero lo que de repente hacemos es llenarla de inequidad: jugamos a ganar o jugamos a perder, cedemos o imponemos de más, no practicamos el sutil arte de la negociación y jugamos a competir cuando el espíritu del juego era colaborar.

Y al final sentimos la frustración de no alcanzar lo que anhelamos... porque nosotros mismos o ustedes mismas  no nos lo permitimos. ¿Será acaso que no nos sentimos merecedores de lo que tanto queremos?, ¿estaremos castigándonos, o simplemente es estupidez emocional?

Al final, cada quien sabe lo que le toca. Probablemente sea tan simple como definir lo que queremos y no perder de vista el objetivo, independientemente de las eventualidades inmediatas que debamos atravesar. No dejes que la urgencia del momento derrumbe tu proyecto, el costo es alto... y si te boicoteas, tendrás mañana que lidiar con eso en solitario.