¿Vivir felices o vivir tranquilos?

Algo que he aprendido dedicándome a la psicoterapia, es que a veces las personas normalizamos tanto el dolor emocional, que nos convencemos de renunciar a ser felices; ya sabes, algo como afirmar que "la felicidad no existe", "hoy en día es imposible ser felices", o "ya vendrá la felicidad cuando terminemos con este proyecto". Nos convencemos de que la felicidad es un lujo para personas privilegiadas o un premio que recibiremos cuando tengamos la ¿vida resuelta?, yo mismo no se que significa eso último.

Nos convencemos por mera Disonancia Cognitiva, una cosa que nos pasa cuando no hay congruencia entre lo que hacemos y lo que pensamos, y nada más se resuelve cuando ajusto mis acciones a las cosas que pienso... o ajusto mis pensamientos a las cosas que hago: pienso en que quiero ser feliz, pero no estoy haciendo nada al respecto, así que o le echo ganas para serlo, o me convenzo de dejar de quererlo.

O sea, ¿si le echo ganas, y no lo consigo? o bien, ¿y si asumo el riesgo de buscar ser feliz, y no lograrlo? Qué miedo¡! ...es mas fácil convencerme de apostarle a retos más sencillos. Porque claro, de algún lado aprendimos que ser felices es complicadísimo, así que no nos arriesguemos, ¿para qué nos metemos en camisas de once varas?


Falso¡!


Nos es natural a todos los seres humanos ir en busca de algo, por lo que si creemos que está cañón ser felices, le bajamos como cien rayitas a nuestra ambición y le apostamos nada más a la tranquilidad: "¿Un buen trabajo?, pues con que tenga prestaciones me doy por bien servido", "¿una buena relación de pareja?, pues con que no me ponga el cuerno...". Si la felicidad es el camino que nos lleva hacia la satisfacción de nuestras necesidades, el bienestar emocional y la plenitud, la tranquilidad simplemente nos aleja del sufrimiento; es algo como la diferencia entre nadar para salirte del mar, o conformarte con solo tener la nariz fuera del agua.

¿Te das permiso de ser feliz, o te conformas con un poco de soporífera tranquilidad?

Por supuesto que vivir con tranquilidad es mucho más sencillo que aceptarla chamba de ser felices. Para estar tranquilas o tranquilos, basta con que cierres los ojos a la vida, con la esperanza de que cuando los abras... el dragón deje de estar ahí. Y ni qué decir de lo complicado que es avanzar por la vida con los ojos cerrados.

Para ser felices tienes de dos sopas:

Cultivar instantes placenteros a Consciencia Plena, agradeciendo el muffin que te estás almorzando en este momento, saboreándote las buenas compañías que están ahorita contigo, o identificando que aquí y ahora, tienes todo lo necesario para ser feliz, sin necesidad de que ninguna situación, persona, flor o fruto te den permiso de abrazar la felicidad. Felicidad Hedonista y efímera, pero felicidad al fin.

La otra, que no por ser otra es ni más, ni menos importante, es la felicidad de tener un propósito: objetivos, metas, retos que te estresen un poquito y que pongan tus recursos a prueba, darle seguimiento y continuidad a actividades que te apasionen, pasatiempos, proyectos personales que hagan match con tus gustos y valores. Esta es una Felicidad Eudaimónica, más permanente y profunda que la hedonista.

¿Cuándo fue la última vez que te inventaste un reto que tuviera nada más que ver contigo? Sin entrar en intensidades, basta con armar rompecabezas, si te gustan, o colorear tu propia colección de mandalas. ¿Que tal leer un libro?, ¿hacer un pequeño viaje?

¿O programar un GRAN viaje para el próximo año?, si te la crees y te involucras con el proyecto, ya vas a empezar a ser feliz, mientras estás en el viaje vas a ser mas feliz, y regresando todavía traerás una buena reserva de felicidad que te va a durar hasta que te saques de la manga tu siguiente proyecto personal. ¿Pintar una habitación de tu casa?, ¿diseñar tus propios muebles?

Aprender chino mandarín o historia del arte, escribir tus memorias, entrenar con nuevos trucos a tu perro, desarrollar tu masa muscular, sacar un nuevo platillo sabroso cada tarde de domingo. ¿A poco no se te antoja tener una vida más emocionante? El reto de la Felicidad Eudaimónica o la felicidad con propósito, es añadir una pizca de estrés constructivo a tu vida, bajo tus términos y en dirección a tus propios intereses.

Con lo dicho arriba, se nota que la felicidad con propósito no es compatible con la búsqueda de la tranquilidad, porque la vida tranquila procura la ausencia de cualquier estrés, ya sea del constructivo o del destructivo. Cualquier estrés. Quien le apuesta a la tranquilidad no hace viajes, no estudia nada, no se arriesga a cultivar sus intereses, porque le tiene miedo al riesgo de sentir.

Pero vivir es sentir... y no solamente estrés, sino dicha, tristeza, emoción, enojo, amor, empatía y un prolongadísimo etcétera. Así que queramos o no, vamos a sentir. Entonces, mientras que la felicidad no es un mito, la tranquilidad si lo es; al menos mientras tengamos vida.

¿Recomendaciones? Claro, cultiva ambos / dos formatos de felicidad, lo más diario que se pueda, aunque sea en ratitos de a 10 o 15 minutos, dos veces por día: felicidad placentera y felicidad con propósito, o sea, felicidad inmediata y felicidad a largo plazo (hedonista y eudaimónica). Te garantizo que no hay mejor fórmula para alimentar tu Higiene Emocional

Ah¡!, y por lo que más quieras, no vayas a comentar aquí abajo que no tienes tiempo para ser feliz... ese pretexto es tan viejo que ya no hay quién se lo crea.